Alejandra Araya versus Isabel Quiroga
Alejandra Araya está a kilómetros de distancia con Isabel Quiroga. Uno nota la diferencia en una dulce tonalidad de voz, en una mirada limpia que atraviesa amablemente y en una sonrisa generosa de alguien que vive lejos del tormento: lejos del alma de Isabel.
Está claro, la actriz ha tenido que trabajar como nunca para dar vida a un personaje con tantas grietas internas como externas, un personaje que cuesta entender. Alejandra habla y se toma el tiempo para justificarla, para enseñarnos lo que ha significado esta vida ficticia en la suya.
-¿Cómo se puede justificar a Isabel?
-Isabel es una mujer muy sola, una niña muy sola. No tiene amigos, se lleva mal con sus hermanos, tiene una mala relación con su mamá. Por lo tanto Armando ha sido el pilar de la vida de Isabel, su vida completa gira entorno a su papá. Lamentablemente su padre es un hombre muy manipulador, es un hombre que no sabe querer de manera genuina y al final ella es el reflejo de su padre: ella es manipuladora, no tiene habilidades afectivas y ella se relaciona con la gente desde ese lugar. Es una mujer marcada por una violación entonces afectivamente está muy mal. La única forma de que Isabel aterrice es que ella realmente abra los ojos y se de cuenta que su padre no es esta persona maravillosa que ella cree que es.
Y es verdad, hemos visto que la ex pareja de Gerardo Montero defiende a su padre hasta en las circunstancias más insólitas, y hace agunos capítulos atrás ningún espectador quedó indiferente a un polémico beso que se dio entre padre e hija.
-¿Es lo más impactante que veremos?
-Esto no es lo más impactante que veremos de Isabel. Todavía falta un proceso mayor, se viene un período más intenso donde vamos a ir profundizando a los personajes.
-¿Cuánto has aprendido de Álvaro Rudolphy?
-Trabajar con Álvaro ha sido maravilloso. Imagínate lo que ha significado para mí, debutar en una teleserie y que te digan que vas a trabajar con Álvaro Rudolphy, que es un actorazo chileno con muchísima experiencia, es un agradecimiento de la vida. Él es muy generoso, me ha apoyado mucho, yo le pregunto cosas, él me aconseja y a la vez yo lo observo mucho en su forma de trabajar, cómo aborda los personajes, cómo se relaciona con el libreto. Ha sido un proceso de aprendizaje muy bonito.
Desprendiéndose del personaje
Cuando se ve a Alejandra Araya en los pasillos de Mega, en un clásico vestido verde, irradia algo parecido a lo que pasa con Álvaro Rudolphy y Armando Quiroga. Se siente esa intensidad, esa personificación instantánea que a ratos intimida. Desaparece Alejandra y aparece Isabel. Algo que no ha sido del todo fácil en el proceso inverso.
-¿Te has visto afectada por interpretar a un personaje tan potente?
-Ha sido un proceso súper intenso. Al principio sí me vi afectada en mi vida cotidiana porque llevas cuatro o cinco meses grabando escenas con mucha carga emocional, de conflictos y pena. Entonces estuve mucho tiempo pulsando esta energía. Yo llegaba a mi casa, empezaba a pelear y me decían ‘oye estay peor que la Isabel’. En el fondo ha sido un proceso de aprendizaje de no traerse la pega para la casa.
-¿Qué haces para desprenderte de ella?
-Yo soy muy obsesiva con mi trabajo, me gusta muchísimo lo que hago, y pienso en cómo abordarlo, cómo darle profundidad, veo la teleserie para ver si funciona lo que estoy haciendo. Entonces la idea es desprenderse del trabajo al llegar a la casa. Yo actualmente practico hace cuatro años Kalaripayattu, un arte marcial de la India, y además estoy tomando clases de baile con una bailarina de Rojo que se llama Constanza Azúa y me ha hecho muy bien. Son cosas que me desconectan de la rutina.
-¿Cómo has trabajado al personaje?
-Ha sido un desafío gigante con el que he trabajado de la mano de un psicólogo y además con un psiquiátra para entender cómo funciona la cabeza de esta mujer, que no ha tenido una vida feliz y le han pasado muchas cosas en su vida que le han afectado. Pero estoy muy contenta, muy feliz trabajando de la mano de Isabel para seguir aprendiendo y disfrutando.
Antes de terminar Alejandra Araya sonríe, es un gesto de su rostro desconocido para su trabajo en Perdona Nuestros Pecados y vuele a agradecer lo que ha sido su primera experiencia en una teleserie. Sin duda un personaje que no olvidará porque más allá de pasar del blanco al negro y del negro al blanco la actriz concluye: "Yo amo a Isabel Quiroga".
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