Han pasado 13 años desde que Felipe Camiroaga falleció en el trágico accidente aéreo en el archipiélago de Juan Fernández. Hoy, su legado sigue vivo gracias a una nueva iniciativa de su familia: la creación de la Fundación Felipe Camiroaga, que ha dado un nuevo propósito a la icónica parcela del animador en Chicureo.
El predio de 20 mil metros cuadrados, donde Camiroaga solía pasar gran parte de su tiempo libre, ha abierto sus puertas al público bajo la gestión de la fundación.
Este espacio no solo honra la conexión del animador con el entorno natural, sino que también ofrece, de forma gratuita, hipoterapia, un tratamiento que utiliza caballos para ayudar en la rehabilitación de niños con dificultades físicas y emocionales.
"Felipe tenía un gran amor por los animales e hizo una vida anónima de apoyo social. Entonces, pensamos en habilitar este espacio y que esté disponible para entregar beneficios gratuitos a niños a través de la hipoterapia", explicó Gabriel Valenzuela, cuñado del comunicador y director de la fundación, en una conversación con LUN.
La parcela, un santuario privado donde Camiroaga pasaba sus días rodeado de sus animales, como caballos, pavos reales y halcones, ahora busca ser un punto de encuentro entre las personas y la naturaleza. "Felipe pasaba casi todos los fines de semana acá al inicio, llegaba los viernes y se iba los lunes. Después empezó a venir todos los días", relata Valenzuela.
Aunque una parte del terreno fue vendida y se convirtió en viviendas, la esencia del espacio se mantiene viva a través de las actividades de la fundación, asegurando que el legado de Felipe Camiroaga siga floreciendo, ofreciendo un respiro a quienes lo necesitan.