Eva Gómez ha sido la única animadora que renunció a estar sobre el Festival de Viña del Mar. En Camino a Viña le contó a Karen Doggenweiler sus motivos. 

"En honor a la verdad, en 2013 me vino una enfermedad. Me vino un NIE, neoplasia intraepitelial en el cuello del útero. Era segunda vez que venía, la primera fue cuando era muy pequeña y tuve que operarme".

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En diciembre de ese año, Eva recibiría el resultado definitivo tras la cirugía. Esto coincidía con el ajetreo previo del certamen próximo. "Si me hubiera salido positivo, ya en una preparación donde hay todo un equipo involucrado, un montón de gente... el ánimo no era para el Festival. Mi salud es lo primero porque yo tengo tres hijos".

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Pese a que el examen fue positivo para la conductora, prefirió dar un paso al costado y evitar las críticas que sufrió en las ediciones anteriores. 

"Estuve a esto de agarrarme un trastorno alimenticio"

"Había ene programas de espectáculos, ene programas de farándula y hablar es gratis. Yo creo que hay mucha gente que no se da cuenta el daño que hace cuando dice cosas, no solo sin saber", comentó.

"Yo soy súper fan de la crítica constructiva, (...) pero hay cosas que no se pueden mejorar. Que porque era española, que era gritona, que era chica, que era fea, que era gorda. Yo en el segundo año -y esta es primera vez que lo cuento- estuve a esto de agarrarme un trastorno alimenticio. Cuando llegó mi madre y me abrazó me dijo 'ay que nervio', porque era un huesito. (...) Mi conducción en Viña se criticó súper poco: me criticaban a mí". 

Sin embargo, gracias a los años de experiencia, la sevillana se tomaría las cosas con menos gravedad: "Me pasaría por donde tú sabes todas las críticas. Agarraría las positivas, las constructivas. (...) Me quedaría con las que me hacen crecer como profesional, las otras... nadie me conoce. Darle en el gusto a todo el mundo es imposible". 

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