En este primer capítulo de Viaje a lo Insólito, nos adentramos en la fascinante y perturbadora historia de Ricardo Abrines, un porteño de la alta sociedad que, al enfrentar los estragos de la edad, buscaba desesperadamente recuperar su vitalidad sexual.

Fue entonces cuando conoció al doctor Edwin Reed, quien, inspirado por los experimentos del polémico cirujano ruso Serge Voronoff, propuso un audaz procedimiento: implantar en Abrines un testículo de mono, bajo la promesa de devolverle su juventud perdida.

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Tras una cirugía de apenas 20 minutos, Ricardo emergió como un hombre completamente transformado, irradiando una energía insaciable que no pasó desapercibida.

 

(Recreación) Viaje a lo insólito / Mega

 

Su renovado ímpetu lo convirtió en una leyenda de los centros nocturnos de Valparaíso, donde su desbordante pasión dejó una marca en las noches bohemias del puerto.

El trágico final de Ricardo Abrines

Sin embargo, la misma fuerza que lo catapultó al deseo desenfrenado también lo consumió. Solo tres meses después de la intervención, Abrines, incapaz de controlar su libido, decidió poner fin a su vida, inyectándose una letal dosis de morfina.

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