100 Días para Enamorarse cautiva a los espectadores con los conflictos amorosos de tres amigas que deciden separarse de sus respectivas parejas. A partir de ello surgen diversos conflictos al interior de las familias de estos matrimonios que, al parecer, tienen los días contados... Pero, si tuvieras que elegir tu favorita, ¿cuál sería?
Primero tenemos la de Laura, Pedro, Lucas y Clemente que parecía ser el matrimonio "perfecto" , con dos hijos, buena situación económica, ambos abogados especialistas en divorcios, pero luego de su aniversarios de matrimonio número 18 firmaron un contrato para separase por 100 días... Desde entonces luchan por cumplirlo sin hacerle daño a sus retoños. El menor de ellos goza de su buen sentido del humor, pero sufre de sobre peso. Mientras que el mayor está interesado en su vida íntima y resolviendo dudas sobre sexualidad.
Antonia, Kike, Diego, Martina y Leo:
Es una familia mucho más informal que la de Laura y Diego. Martina conoció a su padre biológico en plena adolescencia y se ha convertido en un apoyo tras descubrir su verdadera identidad de género. Kike, un músico que vive a costa de su ex mujer, Antonia. Y Diego, quien volvió de España para quedarse a vivir en Chile, lucha por reconquistar a la madre de su hija e irse a vivir con ellas. Finalmente, Leo, el abuelo de "Marti" le cuesta aceptar que ella sea trans.
Mané, Javier y Julieta: El único hombre de la casa tiene una doble vida que lo mantiene siempre con los nervios de punta para que su mujer no lo descubra. Vive engañando a Mané, también abogada, que no tiene filtros a la hora de decir las cosas que le molestan.
Florencia, Javier y Nicolás: Vivían en el campo, pero ahora en la ciudad, frente a la "segunda" familia de Javier. Les encanta la vida campestre, la comida típica y las frases coloquiales. El padre de Nicolás lucha para que sus dos mujeres no descubran el engaño, pero ahora Florencia está mucho más empoderada.
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