A pesar de ser mujer en un mundo y en una época dominados por el machismo, jamás se achica o amilana ante nadie. Menuda y de rasgos delicados, es, sin embargo, dueña de un temperamento que ya se quisieran los más rudos entre los rudos del puerto. Se ganó ese apodo en su infancia siendo una ladronzuela del puerto, debido a su agilidad y actitud siempre alerta. El modo que encontró de protegerse fue “masculinizándose”, desconectándose de lo femenino y de la fragilidad. Es parte del círculo íntimo de Pedro, amiga cercana y leal, y ocupará de facto el rol de segunda al mando en la banda.