Aunque son gemelos, la personalidad de Julián y Guillermo (interpretados por Julio Milostich) no podría ser más distinta. Mariana conoció el lado romántico y los peores demonios de estos hermanos, quienes están en veredas opuestas ahora que ella está en la cárcel.
Cabe recordar que en los recientes episodios de Juego de Ilusiones, Nazir decidió entregarse a la policía, antes que volver a un matrimonio sin amor y con la constante amenaza de Julián.
Al saber que sus planes se vieron frustrados, la primera reacción del empresario fue de rabia en contra de su esposa por una supuesta "traición". Y aunque le aseguró a sus hijas que no quiere que Mariana esté en El Faro, lo cierto es que no ha hecho gestiones por comunicarse o intentar sacarla de ahí.
En tanto, Guillermo, quien sedujo a su cuñada por interés y realmente se enamoró de ella, recibió como un balde de agua fría la noticia del encarcelamiento. El problema es que no cuenta ni con los medios, ni con la influencia de su gemelo para pelear por la liberación.
Pese a ello, sigue luchando por encontrar un abogado que los asesore y gracias a un teléfono de contrabando pudo hablar unos segundos con su amada.
El poder del dinero
Otra de sus grandes diferencias es la postura que tienen frente al dinero y la clase social. Ninguno está libre de polvo y paja ante la justicia, ya que ambos han cometido crímenes: uno con casinos ilegales y el otro con la venta de relojes robados. Pero crecer al alero de Nadir (Hugo Medina) hizo que Julián respete a quienes tienen riqueza y desprecie a los que no lo hacen.
De esta manera, cuestionó a Sofía (Magdalena Müller) por irse a vivir al departamento de Ignacio (Felipe Contreras), muy distinta a la mansión en donde ella se crió. Tampoco aprueba la relación de Javiera (Fernanda Finsterbusch) con Joaquín (Nicolás Rojas), a quien incluso echó de su casa.
"Joaco", sumido en la tristeza, solo pudo encontrar consuelo en el abrazo de su tío Guillermo, a quien considera un padre.