La historia entre Martín (Carlos Díaz) y Graciela (Silvanna Gajardo) llegó a buen puerto en Juego de Ilusiones, pero para lograrlo tuvieron que pasar varias dificultades, entre ellas, la falta de libertad.
Todo comenzó entre los barrotes de El Faro. El director de la cárcel necesitaba recabar información sobre la muerte de su predecesora y de Roxy (Claudia Hidalgo), donde realizó varias entrevistas a las reas del recinto.
Con Graciela obtuvo buena información y a cambio, le dio un premio: una noche especial en la sala de visitas conyugales. La pasión desatada entre los dos se repitió en varias oportunidades e incluso motivó que la condena de "la rucia" se redujera drásticamente.
Salidas de El Faro y la decepción
Victoria (Alejandra Fosalba) fue puesta en libertad y Martín le encargó a Graciela cuidarla. La salud mental de su ex seguía frágil y quería evitar que se metiera en problemas cuando estuviera fuera de su vigilancia.
Las dos se llevaron de maravilla y formaron un fuerte lazo de amistad. Incluso, "Grace" se acercó a Benjita y la ternura del bebé la hizo pensar en qué quería para su futuro. Sueños de una familia e hijos llegaron a su mente, pero Martín le dejó claro que él no estaba dispuesto a asumir un rol de padre junto a ella.
Avergonzado de que fuera una reclusa, Lara negó su relación frente a Rubén (Etienne Bobenrieth) y no la amparó cuando salió en libertad.
Arrepentimiento y declaración
Tras un tiempo separados, ni Martín ni Graciela dejaron de pensar en el otro, pero él no tenía el valor de presentarse a pedir disculpas.
Gracias a una visita que Victoria hizo a la casa de Rodolfo (Mauricio Pesutic) es que él se acercó por primera vez en mucho tiempo. Al ver a Graciela tan bonita, la invitó a un exclusivo restaurante y abrió su corazón.
"Yo sé que cometí un error y ese error lo quiero corregir ahora mismo. Yo estoy enamorado de ti. Yo te amo", le dijo antes de besarla. Ella aceptó su beso y confesó que siente lo mismo por él.