Este huaso vividor es el padre de Nicolás Pérez de Castro y goza de la buena vida a costa de las finanzas de su hijo. Como buen huaso es mujeriego a más no poder. Para él las mujeres están para halagarlas. Está atento a las mujeres que viven en su casa, especialmente a Glorita y Rayén.
Frases típicas: “No hay como las mujeres y el vino”. “Dicen que hay que tomarse una aspirina para prevenir los ataques al corazón. Yo tomo viagra y estoy como tuna”. “Yo no creo en Dios, pero hay que ir a misa por si acaso”.