El divorcio de Seyrán (Afra Saracoglu) y Ferit (Mert Ramazan Demir) no fue el final definitivo de la pareja, que ya parece acostumbrada a las dificultades para vivir su amor.
Cada uno está comprometido con otra persona y sus familias los presionan para que concreten sus respectivos matrimonios: él con Pelin (Buçe Buse Kahraman) y ella con Tarik (Baran Bölükbasi). Sin embargo, han encontrado la oportunidad de volver a verse y declarar lo que realmente sienten el uno por el otro.
El desmayo en tribunales
Solo transcurrieron unos pocos minutos desde que se oficializó su divorcio hasta que Seyrán colapsó. La chica de Antep se desmayó frente a la prensa y Ferit la rescató y cuidó hasta que Kazim (Diren Polatogullari) lo expulsó de su lado.
Orhan (Emre Altug) impidió que su hijo peleara con Tarik en pleno juzgado.
Una visita completamente borracho
Sin poder soportar esta separación, Ferit recurrió al alcohol para olvidar pero no lo logró. Por eso, se escapó de la mansión para ir a ver a Seyrán una vez más.
Golpeó la puerta de los Sanli en plena madrugada y frente a Kazim declaró lo mucho que quería a su hija y a toda la familia. Incluso pidió unos pocos minutos para verla y, conmovido, el patriarca se lo permitió.
Un plan previo al matrimonio de Suna
El menor de los Korhan se contactó con su ex a la mañana siguiente para proponerle un plan que ayudara a Suna (Beril Pozam) a escapar con Abidin (Ersin Arici), pero no lograron concretar algo de utilidad, porque Tarik los sorprendió y hasta amenazó con usar un arma de fuego en su contra.
La fuga y el campamento
Sin esperar respuesta, Ferit y el chofer ingresaron a la fiesta de matrimonio y se llevaron consigo a Suna y Seyrán. Las dos estaban felices de poder escapar de las garras de los Ihsanli, pero tenían a Tarik y sus hombres tras ellos.
Para despistarlos no fueron a hoteles o cabañas donde los pudieran rastrear, sino que acamparon en un lugar que Ferit conocía. Allí, tanto él como Seyrán dejaron atrás los desacuerdos y se besaron apasionadamente.