El final de la segunda temporada de Seyrán y Ferit dejó un sabor agridulce en los fanáticos, quienes siguieron el devenir de la familia Korhan por más de once meses en Mega.
La razón es simple: la reaparición de Orhan llenó de alegría a Ferit (Mert Ramazan Demir) -creía que su padre había muerto en un tiroteo-, pero su felicidad terminó de golpe al enterarse de la enfermedad mortal que padece Seyrán (Afra Saracoglu).
La chica de Antep se desmayó frente a todo el clan. Su esposo corrió a socorrerla, pero sin entender lo que pasaba y Suna (Beril Pozam), una de las pocas que conocía la condición de su hermana, fue quien reveló la verdad.
La escena se convirtió en una de las más comentadas de la noche en redes sociales, pues los seguidores lamentaron que, tras tantos problemas, la pareja no tuviera un final feliz en el episodio 238.
Alguno incluso llegaron a pensar que el diagnóstico había sido manipulado por los Ihsanli para separar al matrimonio, pero no. La enfermedad era real y mostró su peor cara en los dramáticos últimos minutos de Seyrán y Ferit.