Sin que nadie lo hubiese previsto, una visita llegó a la casa de Rocío en busca de Rafael. Una tal Loreto se presentó frente a Rocío como la terapeuta de Rafael, aquella persona que lo acompañará en todo este procesdo de la eutanasia.
Rocío quedó sin palabras y le imploró a su marido que por favor dejara la idea de la eutanasia de lado. Rafael ya tiene la decisión tomada y es poco lo que su esposa pueda hacer.